En la línea de Patrick Rothfuss y Mathias Malzieu, Gregory Maguire nos presenta una novela que seducirá a los lectores con su mundo de fantasía. Un león entre hombres se pone en la piel de uno de los personajes clave y más entrañables del clásico El mago de Oz: el asustadizo león.
En pleno conflicto separatista en el mundo de Oz, el León Cobarde será el encargado de recabar información sobre la recién fallecida bruja verde, punto en el que termina la popular obra de L. Frank Baum. Su investigación animal le conduce a Yackle, el oráculo que le hará de cicerone en un viaje a los orígenes de Oz y de su propia identidad.
En La historia del mal nombre continua la saga que Elena Ferrante dedica a la ciudad de Nápoles y a la historia de Italia en el siglo XX.
Lila, hija de un zapatero, escoge la vía de la escalada social y al final de La amiga estupenda la encontrábamos casada con el charcutero del barrio, hijo de un conocido usurero. Nanú, en cambio, se dedica a estudiar. La historia prosigue en este segundo volumen hasta llegar a los años sesenta, y en las primeras páginas de La historia del mal nombre vemos a Nanú abriendo unos cuadernos de notas donde Lila cuenta la verdad de la convivencia con su marido y su tormentosa relación con la mafia de la ciudad y los grupos neofascistas que empiezan a empapelar los barrios con sus proclamas.
La ciudad respira alrededor de estas dos mujeres, pero en el centro, siempre viva, existe una noción del amor en todas sus versiones que es capital en la obra de Ferrante y que ocupa todo su universo: el amor como un sentimiento «molesto» que se alimenta del desequilibrio incluso en los momentos más felices.
Un tranvía llamado Deseo fue el segundo gran triunfo del autor. Su enloquecida heroína, Blanche Dubois, ajado símbolo de las señoriales tradiciones del sur, se enfrenta, sin aceptarla, a la perentoria adaptación a los nuevos tiempos representada por su hermana y su rudimentario marido.